Mauro Pesoa llevó al diseño el material que su familia trabajó por generaciones, el mimbre. Este diseñador formoseño lo incorpora actualmente en la estructura de zapatos, carteras y accesorios. Por estos días, también está abocado en un proceso experimental para lograr una fibra blanda y así obtener un tejido y volverlo parte de sus prendas. Su próxima colección, Bañado de estrellas, se lanza en julio y muestra la exuberante vegetación y fauna de los humedales de su provincia. Una morfología desprendida, el uso de fibras naturales y una paleta de tonos terrosos y neutros completan su propuesta pensada de principio a fin bajo la sustentabilidad y con la mirada puesta en su entorno.
-¿Cómo diseñás ropa con mimbre?
- Es complejo, lleva mucho trabajo y tiempo. Por ejemplo, para hacer una cartera se necesita un mes y medio. Es una tarea muy minuciosa que requiere paciencia porque primero hay que poner el mimbre en remojo, desmenuzarlo, secarlo y volver a ponerlo en remojo para que la fibra se ablande y se pueda seguir moldeando.
-¿De qué manera aparece el mimbre en tu propuesta?
-En mis primeras colecciones lo usé para construir las prendas, por ejemplo, para dar estructura en los hombros, pero hoy hacemos objetos y el material no se incorpora tanto en la indumentaria. Sí está presente en sombreros, zapatos, collares y carteras. En las prendas aparece de otra forma.
-Y lo llevaste a accesorios.
-Sí, porque es muy rígido y difícil de llevar a la indumentaria. De todas maneras, para mi próxima colección estoy experimentando para fibrarlo, es decir sacar las durezas, para obtener un hilo y poder lograr un tejido.
-¿Cómo llegaste a hacerlo parte del ADN de tu marca?
-Vengo de una familia de mimbreros, mi mamá es la última mimbrera de mi familia. Ella trabajaba en una mimbrería de Rosario y hacía bolsos, canastas y productos de deco, se dedicó a esto porque siempre que estuvimos muy mal económicamente un bolso de mimbre o una canasta te traía el pan a la mesa. Cuando terminé de estudiar diseño de indumentaria en Rosario, me di cuenta de que lo mío no era hacer vestidos o prendas a secas, sino que quería sumar algún elemento que tuviera que ver con mi identidad, con mi historia.
-Y ahí estaba el mimbre.
-Exacto, estuvimos un año entero, con mi mamá, Mónica Navarro, para sacar nuestra primera colección en 2014 que denominamos Umbilical, que hablaba del mimbre como espíritu de la marca, su origen. En el medio, mi mamá tuvo que aprender diseño y yo mimbrería, fue un intercambio de saberes que nos enriqueció.
-Y ahora es el espíritu
-Sí y lo que me permitió en 2015 participar del primer concurso internacional de Slow Moda que se hizo en el país en el Museo Estévez de Artes Decorativas de Rosario. El objetivo era premiar propuestas de diseño que no tuvieran un impacto en el medioambiente y con un compromiso social, quedé seleccionado y gané. Fue como una gran puerta, porque gracias a eso pudimos estar en Expo Milán en septiembre de ese mismo año con un desfile de 20 diseñadores representando a la Argentina.
-Con una propuesta sustentable
-Sí, y a partir de ahí asumí todavía más el rol de la sustentabilidad a la hora de diseñar.
-¿De qué manera?
-Por ejemplo, pensar en el material que uso, en el proceso, la distribución, cómo se consume y por qué. Hoy mi marca está totalmente atravesada por la sustentabilidad. La etiqueta de cada prenda está hecha con papel reciclado y contiene una semilla y entonces en vez de tirarla a las plantas. Uso tejido natural de algodón que producen en el Chaco, y sé de qué manera se produce, que está libre de mano esclava, y además trabajo con mimbre que es totalmente natural. También introdujimos ao poi, que es una fibra de algodón de origen paraguayo que se usa mucho en Formosa y estamos por incorporar también fibra de coco a los diseños.
-¿Cómo son tus prendas?
-Diseño para el entorno. Nosotros los formoseños tenemos que combatir todo el tiempo el calor, entonces tenemos que usar fibras naturales, colores neutros, la paleta es en beige, marrón, se destaca el negro o bordó. Mi mirada está puesta en el lugar donde vivo, no diseño para Nueva York ni mirando hacia afuera. Hay camisas, blusas, pantalones, vestidos y todos combinan entre sí. La morfología es desprendida, aunque hay algunas prendas al cuerpo como pantalones o tops en algodón de seda natural.
-¿De qué se trata tu próxima colección?
-Está inspirada en un lugar del interior de Formosa, el bañado La Estrella, que es un humedal, una de las reservas de agua dulce más grandes del mundo, un lugar donde hay muchísimas especies de animales exóticos, un sitio maravilloso. Lo novedoso es que la colección va a estar acompañada con 15 máscaras de cartón y tejidas en mimbre de animales autóctonos de la zona como de ñacaniná, una serpiente de la zona que tiene la piel en tonos rojos, amarillos y negros; el tatú mulita, y diversos tipos de aves.
-¿Por qué máscaras?
-A través de las máscaras hablo de un lugar, en este caso, hablo del bañado La Estrella que tiene determinadas características, determinados recursos, un valor y una relación con la identidad del pueblo formoseño.
-¿Cómo son las prendas?
-Cada una tiene un detalle en su morfología de estos animales; por ejemplo, hay un vestido recortado con la forma de la textura de la piel de la ñacanina.
-No falta el mimbre.
-Es todo en mi marca. Es nuestra historia familiar, habla de quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Mi desafío personal es llevar al mimbre a una morfología más novedosa, moderna, que en cada prenda guste y sorprenda.
-¿Qué proyectos tenés a futuro?
-Siempre sumamos otras marcas para que participen de nuestras colecciones. Por ejemplo, el año pasado, para la colección Madera Santa los accesorios fueron pensados con la arquitecta formoseña Andrea Zarza, los vestidos fueron pintados por la artista plástica Teresita Gavioli. El año pasado en Buenos Aires, realicé unas carteras en conjunto con Catalina Guzmán, diseñadora de Blackñandú, que trabaja con cuero y aluminio compuesto, el proyecto se llamó Alumiar. Logramos una buena fusión de aluminio y mimbre y la presentamos el evento Emprendedores Creativos que se hizo en el Centro Cultural Borges. Este año vamos a hacer otras cápsulas porque el proyecto resultó muy innovador, de calidad, y el producto gustó mucho.